sábado, 19 de abril de 2014

RECUERDOS DE BANCOQUIA


MIS RECUERDOS EN BANCOQUIA Y BANCO SANTANDER -ESCRITO UNO-


A mis 18 años cumplidos, un 4 de mayo de 1982, llegué a la puerta principal del Banco Comercial Antioqueño, en Cali. Recuerdo que esperaba muy ansioso la apertura del banco, mezclado entre los mismos clientes que también esperaban para hacer sus respectivas consignaciones, a primera hora, o para utilizar los servicios bancarios de esa importante institución. En la misma espera para ingresar a trabajar al banco, también estaba otra persona que se me identificó como JORGE PARRA. Como ambos llegamos muy temprano, tuvimos tiempo para especular un poco sobre lo que sería nuestro primer día de labores. Ambos nos imaginábamos que nos habían contratado para mandos medios o tal vez como gerentes en muy poco tiempo. La sorpresa fue grande cuando media hora después éramos los mensajeros de dos oficinas distintas del banco.
Recuerdo que me enviaron a la OFICINA AVENIDA ESTACIÓN para ser entrenado como Mensajero por GUSTAVO PUERTA. No podría haber tenido una mejor persona para llevar a cabo mi inducción. Fue todo un caballero y colaborador conmigo. Estando ya en la oficina, me recibió un gerente adusto, demasiado arrogante, ROBERTO RODRÍGUEZ LECOMPTE. Tal vez fue ese el único saludo que me dio, en los 30 o más días que duró mi proceso de aprendizaje y hasta que él permaneció en el banco. En la misma oficina recuerdo a personas muy amables y colaboradoras como: NORMAN ORTIZ, ORLANDO FAJARDO, JOSÉ TREJOS, GILBERTO SEGURA y ELIZABETH CANTERO.
En ese ir y venir de diligencias, desde y hacia la OFICINA PRINCIPAL del banco, fui despertando a la nueva realidad, conociendo mis funciones y los que serían mis compañeros de trabajo. Como persona que venía de la provincia -Tuluá- y que lo único que había hecho, era estudiar y jugar fútbol. Hasta los 17 años, creí que iba a ser arquero de un equipo profesional de fútbol, pero por fortuna me di cuenta a tiempo que mis 1,68 cm de estatura, no sería mi mejor aliado, en esa posición. Aunque la exploté al máximo en mis primeros años en el banco. Siendo muy inmodesto, les digo que para mis compañeros, el suscrito lo hacía muy bien como portero del equipo de fútbol.
Nunca había visto tantas máquinas juntas, grandes, diferentes y hasta "peligrosas". Si daba miedo verlas, mucho más pensar que algún día me iba a tocar operarlas. Recordemos que en esa época no había computadores desde cada puesto de trabajo; todo era a máquina de escribir o a mano, con sumadoras de manivela, algunas eléctricas y las máquinas monstruosas que les acabó de mencionar. El caso es, que al final del día a los mensajeros de las oficinas nos tocaba llevar, desde la SUCURSAL donde operábamos a la OFICINA PRINCIPAL, unas tulas con el movimiento transaccional del día, documentos de correspondencia, etc. Y dependiendo de la hora de cuadre en las respectivas oficinas, asimismo tardábamos en llegar a la OFICINA PRINCIPAL. Casi siempre se llegaba entre las 7 u 8 PM y, a esa hora me tocaba pasar por el cuarto del TÉLEX. A simple vista era una máquina de escribir monstruosa, que se operaba sola a esa hora de la noche. Yo veía que los tipos o letras tenían movimiento propio y en mi desconocimiento, al día siguiente pregunté a los experimentados de la oficina, de que se trataba. Alguno de ellos muy seriamente me dijo que en ese lugar asustaban y que las teclas se movían solas, en señal de un empleado del banco que había muerto, había sido maltratado y que en las noches asustaba. En mi ignorancia, pues nunca había visto, ni conocía como funcionaba un TÉLEX. Total que cuando me tocaba pasar por ese lugar en la noche, me producía pánico, hasta tanto no conocí la verdadera función de ese equipo.
Estando en esa oficina, LA AVENIDA ESTACIÓN y en entrenamiento; desde las 3 PM empezaba a organizar el canje -cheques recibidos en el día de los diferentes bancos-, para sumarlos cuadrarlos y empacarlos. A las 5 PM sin falta, llegaba la Transportadora de Valores a recoger las tulas, para ser llevadas a la OFICINA PRINCIPAL. Cierto día, a las 3:30 me llaman de la gerencia, en la misma que tenía como gerente al doctor RODRIGUEZ. Este me dice:  "tiene que llevarle rápido este sobre a la doctora MARÍA VICTORIA REVEIZ -Jefe de Personal- es urgente, váyase en taxi". Salí rumbo a la PRINCIPAL, la Dra REVEIZ apenas me vio con el sobre, me recibe con una sonrisa enorme -rutinariamente era tan arrogante como el Dr RODRÍGUEZ-, pero ese día fue muy atenta, lo abrió delante mío y, cual fue mi sorpresa, al ver que dicho sobre contenía unos "caramelos" o monas, de un álbum de vehículos, que era la moda en ese entonces. Y yo corriendo, pensando que efectivamente eran documentos de gran importancia y con el riesgo de no poder cumplir cabalmente con la entrega del canje a la TRANSPORTADORA DE VALORES, que me esperaba en la oficina. Con el tiempo me enteré que entre estos dos personajes había un noviazgo. Y algunos años después, por esas cosas de la vida, en el mismo banco resulté siendo jefe de una hermana del doctor RODRIGUEZ LECOMPTE, JOSEFINA RODRÍGUEZ LECOMPTE y también de un primo hermano de estos, ALONSO LOZANO LECOMPTE, gerentes de oficina del banco, en Cali y Tuluá, respectivamente. La vida es una rueda.