sábado, 19 de septiembre de 2015

EL TIEMPO PASADO FUE MEJOR?

EL TIEMPO PASADO FUE MEJOR?

Hoy que una amiga publicó en Facebook, la imagen que acompaño  con este escrito, me llegó a mi recuerdo la época de estudiante de bachillerato. Para ese entonces, 1.975 - 1.980, que fue mi adolescencia e inicio de mi juventud. Frente a hoy, teníamos una forma muy diferente de vivir y de pensar por muchas razones:

1- La tecnología existía obviamente, pero no había hecho su aparición de una forma tan agresiva e invasiva como la tenemos hoy.

2- Yo vivía en un municipio pequeño -hasta los 17 años-. Que por no ser, esa época tan avanzada en las comunicaciones, todo llegaba mas tarde -la moda, las costumbres, los chismes, etc, etc,.-

3-Existían menos clase sociales. Los muy ricos, no los conocíamos o escasamente los nombraban en la radio y la televisión. Los acomodados de ese entonces y que pasaban por ricos -la misma clase media de hoy-. Y todos los demás, muchos casi todos, éramos los pobres. 

4- Estaban las escuelas y los colegios del Estado, a los que asistíamos todos. Y los mismos estamentos pero religiosos, donde asistía la clase mas privilegiada.

5- "Ricos" y pobres, confluíamos y hacíamos amistad, de una manera espontánea. Los "ricos" imagino que tenían alguna prevención con los pobres. No tanto por los chavales de nuestra misma edad, mas bien por sus padres -normal-, pero podíamos llegar a tener muy buenas relaciones por que: integrábamos con ellos los grupos de estudio, sin importar si se era rico o pobre. Jugábamos fútbol y asistíamos a las mismas fiestas o bailes, que en ese entonces se llevaban a cabo en la misma casa de alguno de tantos. Con cuota o sin cuota, es decir "con cover" o "sin cover". Los pobres, de pronto nos colábamos en una fiesta en casa de un compañero rico. Esa invitación si era sincera; porque independientemente de lo que dijeran sus padres, sus hijos -nuestros amigos-, de tanto interactuar con nosotros los amigos pobres, tenían elementos probatorios de que uno era pobre pero honrado, de buenas costumbres y además, en más de una ocasión los sacábamos de apuros en el colegio -exámenes y trabajos-. Quizá también eran malos deportistas, pero allí los pobres nos destacábamos mas -teníamos mas "mundo"- y los llevábamos a nuestros equipos de fútbol de barriada y se integraban y se convertían con el tiempo, en buenos futbolistas y nos copiaban las mismas palabrotas, esas que se pronuncian muy bien en los campos de fútbol. Los compañeros "ricos", cabían en toda parte. Y también gozaban de privilegios en nuestras fiestas de los barrios populares, porque eran reyes -tenían buena pinta, se transportaban en bicicleta, alguno que otro en el carro del papá- y, para las chicas de entonces ellos eran lo máximo y, si algún "troglodita" de nuestra clase social lo iba a increpar por celos o algún "resentimiento", allí estábamos los amigos pobres para enfriar el asunto y hasta para forjar una nueva amistad entre el "rico" y el pobre.

Si uno habla hoy con nuestros hijos de ese pasado, tal vez les parezca que experimentábamos una vida fuera de lugar -"que oso papá". Es lo que pueden decir. Claro, ellos hoy tienen privilegios que nosotros no tuvimos, son de otra "clase social". Pero la verdad es que, en medio de esa pobreza económica de entonces y falta de elementos tan sofisticados que hoy abundan y hacen la vida más rápida y estresante, se disfrutaba más el diario vivir, se envidiaba menos al que tenía ciertos privilegios. Obviamente que anhelábamos tener algún día lo que ellos tenían, pero no era razón para amargarnos la vida. Simplemente se pensaba que si éramos juiciosos, estudiábamos y salíamos adelante, algún día conseguiríamos lo que en ese entonces nos faltaba.

Eran otros tiempos, pero estoy seguro que se vivía mejor. Sin lugar a equivocarme, en mi pueblo no habían pizzerías, al menos nunca las vi. Hamburguesas?, tal vez sí, no recuerdo haberlas visto. Uno disfrutaba al máximo una gaseosa, un algodón rosado o de azúcar, el helado o "polar" de palo y el sandi o "boli", el mismo que hoy llaman bon ice.

La verdad, es que no nos deteníamos mucho a pensar en el futuro. Sabiamos que había que seguir estudiando, con dinero o sin el. Vivíamos del presente; frente al futuro solo bastaba un "Dios proveerá" y se lo dejábamos a merced de las oraciones de nuestras madres, a los rezos en la iglesia que ellas hacían con mucha fe y que producto de ello, algún día del cielo nos llegaría como por arte de magia.

Pero lo digo sinceramente, nunca pensábamos en el atajo, en llegar a hacer algo fuera de la ley, que nos convirtiera en ricos o nos mejorara la situación económica rápidamente. En ello, creo que también incidía en que no veíamos tantas marcas, lujos, ni elementos suntuosos entre las alternativas del entorno, como lo vemos hoy. Tampoco nos preocupaba o nos amargaba la vida, esa escasez de entonces. 

Particularmente, puedo decir que veíamos más bien al "rico" o de mejores posibilidades económicas, como ejemplos a seguir, no de envidiar o de posible resentimiento frente a ellos. Muy cerca a mi casa, en el barrio Maracaibo de Tuluá, dos familias fueron para mí y, también para mis hermanos un ejemplo a seguir. La familia Farfán Silva y los Mayor Gordillo. Tenían en común, que eran familias numerosas, con las mismas limitaciones económicas, pero con los mismos deseos de superación, de estudiar y trabajar. Sin plata y sin palancas políticas. El estudio, a través de becas por sus buenas notas académicas y el trabajo lo encontraron, luego de haber obtenido sus grados profesionales. Allí se forjaron: Médicos, veterinarios, abogados, militares, administradores, contadores y docentes.

No por lo anteriormente escrito, puede uno considerar tajantemente que el tiempo pasado fue mejor, pero si puedo opinar que se disfrutaba mejor la vida y que los argumentos para crecer como persona, no estaban contaminados ni condicionados al común denominador de hoy, "EL DIOS DINERO". Ese que se busca a como de lugar: matando, robando, pasando por alto los principios y los valores. Únicamente, porque se tiene que estar a la "altura" de quién tiene poder económico, poder de compra, de consumo. Así su interior y su tranquilidad espiritual solo se logre mantener en equilibrio a base de pastillas, droga y alcohol.

Es por ello que pienso igual y lo replico:

ESTOY TAN AGRADECIDO DE HABER VIVIDO MI INFANCIA, ANTES DE QUE LA TECNOLOGÍA INVADIERA NUESTRAS VIDAS.