sábado, 9 de agosto de 2014

DE LA ENVIDIA Y LA APARIENCIA

Los seres humanos por naturaleza somos envidiosos. En mayor o menor grado. Hay envidia sana; esa que nos permite admirar y proyectarnos. Pero la otra, la que nos hace infelices, es una envidia insana, que corroe nuestros pensamientos y nos aflora la "mala onda". De esa es la que me quiero referir hoy.

Si esa mala onda se crea por ver que los demás triunfan, no sería igual si pensáramos de otra manera y como puede ser?:

1- Que los demás estén bien, esto aporta felicidad al entorno, es menos gente que tendrá necesidades insatisfechas, menos gente amargada. La gente amargada genera impulsos negativos que se van irradiando y crean un mal ambiente que contagia negativamente.

2- Quienes están bien -económicamente- por actos contrarios a la ética, a la buena fe y a las buenas costumbres. Tal vez no estarán tan bien en su interior, su conciencia si aún la tienen, les tendrá mermada la felicidad. Pero más daño harían si sus necesidades primarias no estuviesen satisfechas.

3- Quienes aparentemente están bien. La apariencia si que es un mal engendrado por nosotros los seres humanos. Y es tan dañina como una enfermedad terminal que hace metástasis en el pensar y en el actuar; es decir, en la forma y en el contenido del ser humano. La apariencia es un mal que nos lleva a robar, a endeudarnos y a desarrollar una vida vacía y sin sentido. Sólo por estar a la par con unos estereotipos creados por el medio, por llevar una moda a como de lugar. Si que he visto apariencias tan mal llevadas y tan excéntricas que acaban con una persona valiosa y quien "aparentemente" era un buen ser humano.
De ciertos actores del mercado financiero y bursátil -mundo banal aparte-, que maneja mucho dinero, pero nada es de ellos. Un millón de dólares para estos se asimila a los cincuenta dólares o lo que es lo mismo, cien mil pesos colombianos para un paisano común. De estos se dice que andan por el medio, fanfarroneando en los mejores sitios de la ciudad y del mundo -financiado con tarjeta de crédito-. En el mejor auto que está en arrendamiento -leasing-, vive en un pent-house en el mejor sitio de la ciudad -en alquiler-. Con la mujeres más bonitas y disfrutando de los puentes festivos en lugares exóticos; su plan más cercano de descanso es Miami.
No crítico al que lo haga, es magnífico pero que sea producto de sus ahorros y su bien ganado dinero, no del dinero de los demás, sucio o mal habido.

4- El que está bien porque proviene de una familia acomodada, que le ha permitido a sus integrantes, satisfacer una serie de necesidades. Es un estado ideal; porque si a ello se le agrega una buena formación familiar integral y de valores, serán personas sin prejuicios que actuarán espontáneamente.

5- El que se ve bien y actúa bien. Este tipo de personas van de la mano con su historia. Hoy se ven muy bien, pero muy pocos conocen como lo han logrado. Generalmente son personas que tuvieron muchas necesidades, pero la vida y el medio le dieron la oportunidad de superarse. Cada vez, el ser humano tiene la oportunidad de desarrollarse en un entorno mejor que sus antepasados. Entonces digamos que todo está allí, a disposición de los que llegan y, ahí es donde esa estirpe mínima en el mundo es la que aprovecha las oportunidades. Mientras el resto mantiene una actitud facilista, vive del "que dirán" y disfrutan de la "buena vida", los otros van en una dirección triunfal, construyéndola paso a paso. "Mientras unos lloran por la desgracia, otros van por la vida vendiendo pañuelos”, reza otro dicho.
Esa estirpe emprendedora, esa es la que hoy vemos bien y actúa bien. Los demás pueden llegar a creer que están llenos de plata y que la vida les ha sonreído siempre. Sólo ellos saben cómo han logrado estar bien. "Nadie sabe lo de nadie". Esto quiere decir que esas personas han sufrido, han reprimido muchas cosas en sus vidas, se han esforzado y por ello hoy ven la vida y la disfrutan de una forma diferente.

No por hacer este escrito me excluyo de tanta equivocación que he cometido. Tal vez muchos me verán allí reflejado. Pero precisamente, me he equivocado tanto que tengo los elementos de juicio para reflexionar e invitar a la misma, al escribir este texto. Eso sí, nunca robando, ni actuando de mala fe y menos en actitudes hipócritas y corruptas.

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