lunes, 8 de diciembre de 2014

LA FIESTA DE YAVIER EN CORBATÍN

LA FIESTA DE YAVIER EN CORBATÍN 

Yavier es el nombre cariñoso que le hemos dado a un gran amigo llamado Javier. Yavier es de aquellos personajes únicos que salen del anonimato social por sus actos de amistad, solidaridad, rumberidad -lease bailador y farandulero-. Aquel personaje que de un momento a otro resulta siendo amigo de todo el mundo. Mejor dicho todo un "Pacho Popular"

A su recepción de cumpleaños, promovida por su magnífica esposa Ximena, asistí con mi señora y mi hijo menor el día de ayer. Decidimos ir de corbatín, como un gesto de solidaridad con nuestro hijo, quien inicialmente lo llevaba. Quisimos salir desde temprano, es decir, a una hora en que podíamos comprarle el regalo al cumplimentado, tomarnos un café y luego seguir hacia el sitio de la reunión. 

Ya en el primer sitio de llegada -compra del regalo-, nos encontramos con la reinauguración de La Juana. Un caserón de moda y arte en el Barrio Granada aquí en Cali, en el que convergen pequeños negocios de ropa, joyas, zapatos, diagramacion, peluquería, restaurante, café y bar. La verdad que me pareció un concepto novedoso. Resulta que al entrar y al vernos a los tres con corbatín, nos abordaron pensando que éramos la imagen del evento, cuando les aclaramos nos dijeron que por el oso que resultamos haciendo, nos declaraban ganadores de un concurso que estaban llevando a cabo en ese sentido y allí fuimos fotografiados y ensalzados por ese primer lugar.

Pasamos a tomarnos el café en Juan Valdez del mismo Barrio Granada y fue allí donde finalmente le compramos el regalo a nuestro amigo Yavier. En el sitio de arte y moda, al que llegamos inicialmente, no fue posible encontrar un regalo que estuviera a su altura y a su personalidad -entiéndase también al presupuesto nuestro-. Mientras nos tomábamos el café en ese sitio muy concurrido, de repente los asistentes concentraban la mirada y el interés sobre una dama que gritaba histéricamente abriendo su vehículo: "una rata, una rata". Hubo mucha solidaridad de los presentes en Juan Valdez, entre ellos el suscrito por acompañar con la mirada. Todos al unísono, nos pusimos de pie a observar como supuestamente robaban a esa indefensa ciudadana, pero ninguno actuaba de hecho a salvarla. Yo preguntaba a la gente ¿que pasa?, alguien me contestó: una rata, mientras yo también gritaba, y donde esta? para ayudarle a la víctima. Rápidamente alguien aclaró, "si!, la señora iba a subirse a su vehículo y encontró una rata dentro dentro del mismo", solo allí nos dimos cuenta que era el animal de cuatro patas  y no el ratero -ladrón de dos patas- al que todos los presentes queriamos atacar, pero aclaro, con la mirada y la motivación del chisme. Ninguno, repito, ninguno incluido yo, fuimos a defender a la señora. Hay solidaridad para el chisme, mas no por la persona indefensa.

Luego de semejante fiasco, finalmente nos fuimos con el regalo a casa de Yavier. Todo era normal, entre las 9 PM, hora de nuestra llegada y las 11:30 PM. En ese lapso de tiempo, estuvimos un pequeño grupo de amigos acompañándolo, trago y comida a nuestra entera satisfacción. Entre ellos dos recién divorciados sin pareja fija, porque cuando uno se separa, asiste a las reuniones sociales sin compañía por dos razones, una: ninguna grilla con las que se comparte durante ese periodo de nueva búsqueda, reune las condiciones sociales, REPUTAcionales y de presentación solemne que dejó la "finada pareja". Dos: porque a cada fiesta que se asiste, se guarda la esperanza de poder encontrar una vieja bien buena, bien bonita, bien joven y que nos conquiste como si fuéramos el Adonai del momento. Nos olvidamos que ya hemos pasado a la historia y nos huyen porque ya todas nos ven como viejos verdes. De repente, solo nos pone cuidado una solterona pasadas en kilos y en años o una ensiliconada, muy joven a la vista desde atrás, pero igual de vieja a nosotros en su vista de frente. Todas con iguales propósitos a los nuestros, es decir, buscando su media naranja en fecha, tiempo y lugar equivocado.

Corría la noche y de repente entra un grupo musical y se abre un parrandon vallenato de madre y señor mío. Luego de la primera canción de cumpleaños con la que abrió el grupo, empieza una fila de asistentes. Podría exagerar, pero vi tanta gente llegar que parecía que la fila iba hasta dos cuadras previas al sitio de la reunión. Entraba y entraba gente a saludar al cumplimentado, entre ellos: las nuevas modelo barbies -gorditas, curvas, silicona arriba y abajo, tacón 20 cm-, algunos trogloditas también estilo Jhnony Bravo. Gente de todas las edades, razas y clase social. Hasta una dama en muletas pasaba por la fila a darle el saludo al dios e iluminado Yavier. Fue tal la romería que por momentos parecía una peregrinación como tantas que se presentan en Colombia, cuando aparece la "niña de Piendamó", florece la virgen en una pared o el numero del chance en un pescado. El amigo Yavier se convirtió por unos minutos en un ser omnipotente, lleno de todos los dones y virtudes sanatorias.

Viendo tanta gente llegar, convine con mi esposa irnos -12 PM-. Consideramos que llegaba la hora para la nueva generación asistente a la fiesta y así también cederles un espacio para sus sentaderas.

Mis amigos divorciados que pronto me dijeron que no había material objetivo para acompañar su soledad y que también en minutos se marcharían, con sorpresa los vi en los vídeos que publicaron al amanecer muy tiesos y muy majos -borrachos-, bailando y disfrutando de la fiesta con las nuevas barbies. Con las que muy pronto visitarán nuevamente la Notaría, al menos eso me dijeron al día siguiente, todavía en medio de la resaca.



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